miércoles, 13 de enero de 2021

CUANDO LA SELVA LLORA de Luis Ángel Larraburu


 CUANDO LA SELVA LLORA

Luis Ángel Larraburu
Habitantes del interior de Misiones me han manifes­tado que la selva llora.
Sobre todo por las noches, cuando el silencio absoluto solamente es quebrado por los ruidos del monte que se transmiten como una explosión de vida.
- ¿Cómo es el llanto de la selva? pregunté.
- El llanto de la selva se asemeja a un leve y áspero crujir de maderas, con sollozos verdes que salpican partí­cu­las de lágrimas desde las hojas de los árboles. Su gemir se escucha desde muy lejos, en las profundidades recón­ditas de la frondosa vegetación. Durante su llanto, tam­bién imita el sonido de innumerables duendes profiriendo quejas y susu­rros. El estruendo de las cascadas se une al lamento con un sonido muy grave, casi aterrador…
- Y, ¿se puede saber por qué llora la selva? ¿Será por­que el hombre la está extinguiendo, poco a poco?
- Sí. Llora por eso, pero, fundamentalmente, no lo hace por presentir su propia muerte. Llora porque sabe que, con ella, también mueren las aves y los animales que viven en su entorno. También el hombre muere.
Integrantes de la comunidad aborigen Mbyá, sostie­nen otra versión: Dicen que la selva llora, porque lamenta “la ausencia del abá”[1].
[1]“Abá”: Indio - Aborigen

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