CUANDO LA SELVA LLORA
Luis Ángel Larraburu
Habitantes del interior de Misiones me han manifestado que la selva llora.
Sobre todo por las noches, cuando el silencio absoluto solamente es quebrado por los ruidos del monte que se transmiten como una explosión de vida.
- ¿Cómo es el llanto de la selva? pregunté.
- El llanto de la selva se asemeja a un leve y áspero crujir de maderas, con sollozos verdes que salpican partículas de lágrimas desde las hojas de los árboles. Su gemir se escucha desde muy lejos, en las profundidades recónditas de la frondosa vegetación. Durante su llanto, también imita el sonido de innumerables duendes profiriendo quejas y susurros. El estruendo de las cascadas se une al lamento con un sonido muy grave, casi aterrador…
- Y, ¿se puede saber por qué llora la selva? ¿Será porque el hombre la está extinguiendo, poco a poco?
- Sí. Llora por eso, pero, fundamentalmente, no lo hace por presentir su propia muerte. Llora porque sabe que, con ella, también mueren las aves y los animales que viven en su entorno. También el hombre muere.
Integrantes de la comunidad aborigen Mbyá, sostienen otra versión: Dicen que la selva llora, porque lamenta “la ausencia del abá”[1].
[1]“Abá”: Indio - Aborigen
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